¿De dónde viene el sufrimiento (también en pandemia)?

Continuando con lo expuesto en nuestro artículo anterior sobre pandemia y adolescencia, Freud, en el Malestar en la cultura, escribe: “El sufrimiento nos amenaza por tres lados: desde el propio cuerpo que, condenado a la decadencia y a la aniquilación, ni siquiera puede prescindir de los signos de alarma que representan el dolor y la angustia; desde el mundo exterior, capaz de encarnizarse en nosotros con fuerzas destructoras omnipotentes e implacables; por fin, desde las relaciones con otros seres humanos”.

Podemos seguir este guión propuesto por Freud: el cuerpo, el mundo externo y los otros.

EL CUERPO: en peligro, y, por tanto, todo son órdenes por la seguridad de la salud: no salir, no reunirse, no tocar, ni a las personas ni a los objetos… Mandamientos, con multas incluidas, por la salud.

Y entonces, ¿qué hacemos con la pulsión? ¿Con la necesaria exploración de los cuerpos que tiene la adolescencia? Desde comparar y decidir los atuendos, la importancia de la imagen en la adolescencia, hasta los contactos corporales de la sexualidad. Desde los primeros escarceos adolescentes a las primeras relaciones sexuales más adelante.

Son trabas a la sexualidad que vienen con esa necesidad de distancia, con el miedo al contagio, trabas por no poder reunirse en determinados sitios, que están prohibidos, coartados o cerrados. A menudo se transgredieron las medidas de cuidado de la salud. Se les ha llamado irresponsables. Y desde luego lo han sido, bastante más que los niños pequeños. Pero…

Ya que no se puede tocar, queda mirar y ser mirados.

  • Nos queda la red para los encuentros, aunque sean virtuales, con más o menos creatividad.
  • Nos queda la red para hablar de nuestras vidas, publicar nuestros videos, contar a desconocidos lo que no contamos a otros.
  • Nos queda la red para ver el sexo. El Playboy de antes, en la red, ahora tiene muchas más páginas, que se pueden intercambiar. E incluso podemos hacer de modelos nosotros mismos.

EL MUNDO EXTERNO: brinda un cierto desastre de futuro incierto.

Este es un tiempo de incertidumbres y creemos que la arrogancia adolescente ha sido sacudida. En realidad, todos hemos sido sacudidos: cualquier cosa puede pasar, esta vez es una verdadera pandemia, planetaria. Tienen más miedo a matar a los padres, y especialmente a los abuelos, que a morir.Esto es un tira y afloja en muchos casos, va por ratos. “Yo no me contagio” y “No quiero matar al abuelo”.

Incertidumbre frente a un mundo raro. Que por momentos se torna apocalíptico, como ya se había visto en las películas, la estampa de la gente con mascarilla trae imaginarios de catástrofes. “Alguien hará una película de esto”.

Incertidumbre y miedo ante un futuro incierto. No habrá trabajo, no podrán tener casa propia, tendrán un planeta destrozado, se pueden prever nuevas catástrofes…

Cuando se aproximan a la mayoría de edad, la incertidumbre respecto al futuro está más cerca. ¿Qué estudiar? ¿Para qué, si no habrá trabajo? “No podré trabajar de lo que me gusta… ni de nada”.

Todas estas características se han agudizado, y seguirán, con la crisis económica que acompaña a la pandemia.

LA CONVIVENCIA CON LOS OTROS: En casa y sin poder vivir plenamente la experiencia con los pares en una época de la vida en la que se trata de alejarse, para construir lo propio. La convivencia familiar puesta a prueba, todas las contradicciones a la platea.

Reacciones y síntomas

Damos unas pinceladas acerca de lo que hemos visto en nuestras consultas clínicas, y que coinciden con lo que UNICEF y distintas instituciones y universidades han publicado en sus informes y estudios.

1.- DESGANA, DEPRESIÓN, ANSIEDAD, MIEDO, AUTOLESIÓN, INTENTO DE SUICIDIO…

Estas han sido sintomatologías frecuentes -y hasta cierto punto una novedad en el tipo de demanda clínica, por su frecuencia-. Al menos en España, los adolescentes venían a consulta por causas diferentes, o, en todo caso, venían menos. Es algo recogido por el Colegio de Psicólogos, y también por otros artículos, incluida la prensa. La adolescencia y primera juventud está dañada. Se reclaman de la Sanidad pública nuevos espacios de atención específica.

La mayor parte de las veces esta sintomatología viene acompañada de pocas palabras: “no sé, tengo ansiedad”. Cuesta un cierto recorrido que empiecen a hablar.

Aburrimiento, tristeza, desorganización, temores, angustia. ¿Son respuestas frente a lo imprevisto, a lo coartado? ¿Qué explicación tienen?

2.- En segundo lugar, ENCERRADOS EN LA HABITACIÓN. Esta ha sido la queja de muchos padres. Yo y mis máquinas.

Hemos visto cómo la habitación puede ser un lugar de intimidad que no excluye la exterioridad y la relación con otros, o un lugar de aislamiento.

Puede ser un lugar desde donde explorar el mundo a través de la red y relacionarse. Y poner en marcha mucha creatividad.

O puede ser el lugar donde vivir en una realidad virtual, extraña, construida, más relacionada con otros países y culturas, o con mundos de ficción, y cada vez más alejados de los que viven alrededor. Con pocos amigos, pero relacionados con desconocidos en la red, en foros, en juegos, siguiendo a personajes de influencia en internet.

3.- En tercer lugar, lo que podríamos llamar YO, MÍO, MÍ, como actitud opuesta a lo colectivo como salida.

Frente a un futuro incierto: me hago cargo de mí, de mi economía e incluso de mi sexualidad, “me lo haré con la muñeca, no quiero novia”. No quiero responsabilidades, no tendré hijos, ni novia, son compromisos que pueden acabar mal y donde se puede perder… dinero y bienes…

Surge una pregunta: desde este punto de partida, que parece hijo de un “sálvese quien pueda, ¿se está allanando el camino a posiciones excesivamente individualistas?

¿Qué hay de lo colectivo, de la solidaridad, el intercambio, el trueque, la colaboración? Solo unos pocos grupos minoritarios buscan una salida colectiva. Nuestra impresión es que son jóvenes algo más mayores, implicados en el movimiento ecologista, con proyectos por ejemplo de vivir en el campo, de gastar poco (son espartanos -menos en el móvil-), porque parecen tener claro que el futuro viene difícil.

4.- Por último, EL HUMOR COMO COMUNICACIÓN E INTERCAMBIO

Si algo se ha intercambiado en este tiempo han sido memes, vídeos de humor, imágenes, chistes… ¿El humor como intento de elaboración? Ya Freud señaló la capacidad del humor para nombrar el horror, lo difícil de nombrar, lo que aterra, para ayudar a soportar la realidad.

Más preguntas para el futuro

¿Hay que adaptarse a una nueva normalidad anormal? Respecto al futuro más inmediato, ¿cuánto durará esto? ¿Hay cosas que han venido para quedarse? ¿Cómo será el futuro en este mundo sin salidas, sin dinero, sin trabajo, con mi desorientación?

¿Dejará rasgos generacionales esta situación? No es lo mismo estar encerrados cuando se tienen 13, 14 ó 16 años que 40 ó 45. Y ya vamos camino del tercer año con limitaciones en los movimientos y encuentros.

¿Y mientras tanto?

Sublimación. Creatividad. Fantaseo. Juego. Trabajo. La importancia de sostener espacios, actividades, tiempos, grupos, lugares y oportunidades para el proceso adolescente.